Hace muchos años me interesé en el mecanismo para hacer quesos caseros. En ese momento me compré los envases que permitían desuerar, las telas, el cuajo, el cloruro cálcico y algunos fermentos y me tiré al ruedo. No salieron mal, aunque claro, como soy de arrebatos, igual que vino el ansia, se fue…
y los moldes y todo lo demás cayó en el olvido, los líquidos y fermentos se caducaron y metí en un armario todo el aparataje.
y los moldes y todo lo demás cayó en el olvido, los líquidos y fermentos se caducaron y metí en un armario todo el aparataje.
Pero, casualidades de la vida, gracias al reto CocinArte en el que participo desde hace muy poco, he decidido retomar el tema de los quesos.
El reto CocinArte lo administra María Ayala del blog In my Little chicken y consiste en realizar una elaboración inspirándose en un cuadro.
Una gran idea.Pincha en el logo siguiente si quieres saber algo más acerca del reto:
El reto CocinArte lo administra María Ayala del blog In my Little chicken y consiste en realizar una elaboración inspirándose en un cuadro.
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Según nos cuenta María Ayala, este cuadro se trata de una pintura holandesa del Siglo de oro. Un rasgo distintivo de la época, fue la escasez
de pintura religiosa, incrementándose las obras de escenas de la
vida campesina, paisajes, paisajes urbanos, o con animales, marinas,
flores y bodegones de varias clases.
Otra característica es la enorme cantidad de arte que se
producía en los Países Bajos, por lo que los precios eran
bastante bajos, excepto en el caso de los mejores artistas. La distribución de los cuadros era muy amplia, ya que incluso zapateros
remendones y herreros tendrían un cuadro u otro junto a su forja o en
su taller.
El autor es Johannes Vermeer. Hay pocas obras reconocidas de este autor (solo se
aceptan como suyos unas 36 obras). Es importante reseñar la sensación de intimidad, de calma, lo que atrae al
espectador porque siente que forma parte de esa escena. En sus cuadros están representados todas las clases
sociales, desde los campesinos, el ambiente de tabernas, hasta la
aristocracia y la burguesía culta y refinada.
También es muy interesante constatar cómo aparecen personas corrientes, especialmente mujeres, leyendo, escribiendo o estudiando, o escenas que representan escuelas, un aspecto que denota que la sociedad holandesa además de ser próspera económicamente sobresalía por el alto índice de alfabetización.
En las obras de Vermeer, las habitaciones son como unas cajas en las que se sitúan sabiamente figuras, elementos arquitectónicos, muebles y accesorios estableciendo una red de verticales y horizontales por las que discurre la mirada del espectador, guiada en ocasiones por la perspectiva trazada por las baldosas de dos colores.
Hay otro elemento en las pinturas de Vermeer que es esencial, la visión desde el ángulo izquierdo, que incluye la pared izquierda de la estancia, donde aparece una ventana que es la principal, o la única, entrada de luz, que incluye de una manera ilusionista al espectador.
A Vermeer no le interesa narrar historias, no hay acción, solo contemplación o reflexión, son historias sin principio ni final, solo en algunas ocasiones un breve gesto de una mano, una cabeza que se vuelve, pero lo habitual es que los personajes que aparecen en la composición estén enfrascados en lo que estén haciendo, sobre todo en sus misivas o en su música, las dos actividades más representadas en sus pinturas. En sus óleos hay pocos personajes, a lo sumo dos, pero que con el paso del tiempo, será en su mayoría solo una figura.
El cuadro se llama LA LECHERA, es un óleo pequeño con una escena costumbrista, aunque en realidad la obra tiene una significación mucho más profunda de lo que pudiera parecer. Durante el Barroco holandés fue común utilizar la figura femenina para realizar una crítica velada de los vicios de la sociedad de la época y sin embargo en esta ocasión el artista utiliza a la lechera como un derroche de virtudes y ejemplo a seguir.
También es muy interesante constatar cómo aparecen personas corrientes, especialmente mujeres, leyendo, escribiendo o estudiando, o escenas que representan escuelas, un aspecto que denota que la sociedad holandesa además de ser próspera económicamente sobresalía por el alto índice de alfabetización.
En las obras de Vermeer, las habitaciones son como unas cajas en las que se sitúan sabiamente figuras, elementos arquitectónicos, muebles y accesorios estableciendo una red de verticales y horizontales por las que discurre la mirada del espectador, guiada en ocasiones por la perspectiva trazada por las baldosas de dos colores.
Hay otro elemento en las pinturas de Vermeer que es esencial, la visión desde el ángulo izquierdo, que incluye la pared izquierda de la estancia, donde aparece una ventana que es la principal, o la única, entrada de luz, que incluye de una manera ilusionista al espectador.
A Vermeer no le interesa narrar historias, no hay acción, solo contemplación o reflexión, son historias sin principio ni final, solo en algunas ocasiones un breve gesto de una mano, una cabeza que se vuelve, pero lo habitual es que los personajes que aparecen en la composición estén enfrascados en lo que estén haciendo, sobre todo en sus misivas o en su música, las dos actividades más representadas en sus pinturas. En sus óleos hay pocos personajes, a lo sumo dos, pero que con el paso del tiempo, será en su mayoría solo una figura.
El cuadro se llama LA LECHERA, es un óleo pequeño con una escena costumbrista, aunque en realidad la obra tiene una significación mucho más profunda de lo que pudiera parecer. Durante el Barroco holandés fue común utilizar la figura femenina para realizar una crítica velada de los vicios de la sociedad de la época y sin embargo en esta ocasión el artista utiliza a la lechera como un derroche de virtudes y ejemplo a seguir.
La escena se caracteriza por su
limpieza y sencillez compositiva: la mujer que podría tratarse de una
criada se sitúa en una esquina de la habitación bajo la ventana, está
vertiendo una jarra de leche en un cuenco apoyado en la mesa donde
encontramos un espléndido bodegón formado por unos bollos de pan, una
cesta de mimbre y una espléndida jarra azulada. Algunos estudiosos creen
que la disposición de estos elementos sobre la mesa podría hacer
alusión a la eucaristía mientras que la lechera lo haría a la pureza.
La mujer de mediana edad está concentrada en sus quehaceres ajena a la mirada del espectador, aparece ataviada según la moda de la época con un humilde vestido amarillo y rojo que se cubre con un mantón o mandil. La estancia es igualmente humilde, en ella apreciamos las grietas de las paredes; como única decoración un cesto de mimbre cuelga de la esquina de la estancia.
Especial tención merece el tratamiento lumínico que el artista utiliza en la obra: la luz penetra en la estancia por la ventana difuminándose por toda a habitación.
Sin utilizar
demasiados elementos –pero cuidando al máximo el detallismo en los
objetos que aparecen- Vermeer plasma un ambiente de sosiego y
tranquilidad que se escapa de los límites del tiempo.
Y, al ver el cuadro, en seguida me vino a la mente los quesos. La lechera realmente está depositando la leche en un cuenco para hacer quesos. Jeje. Y he decidido seguir mi primera intuición. Además en la decoración final he añadido la flor amarilla simbolizando el vestido y la cesta del fondo.
Si quieres ver lo que han hecho el resto de componentes del reto con este cuadro, pincha AQUÍ
Si quieres ver lo que han hecho el resto de componentes del reto con este cuadro, pincha AQUÍ
Ingredientes:
- 2 litros de leche pasteurizada, en mi caso desnatada. Si la comprar entera, estará más bueno, claro y rinde más.
- 1 mililitro de cloruro cálcico. En caso de que no quieras gastarte el dinero comprándolo puedes añadir 100 gramos de leche en polvo, que le añade también calcio.
- 1, 5 mililitros de cuajo líquido, yo lo he comprado en una tienda que vende accesorios de cocina on line.
Como utensilios especiales necesitarás:
- Un termómetro para medir la temperatura
- Gasas para desuerar el queso o moldes con agujeros que permitan desuerar Preparación:
-CALENTAR la leche a 32ºC en una olla. Le he puesto un par de ramitas de romero para que coja el aroma pero no te esfuerces, no se nota el sabor a romero después.
-AÑADIR CALCIO: Echaremos 1 ml. de cloruro cálcico o 100 gramos de leche desnatada en polvo. Removemos bien
- REPOSO: Precalentamos el horno a 50ºC y lo apagamos. Tapamos la olla, y la metemos en el horno apagado. Lo dejamos una hora.
- CORTADO: La leche ya habrá cuajado, por lo que haremos unos pocos cortes verticales y horizontales para que el suero se libere de la cuajada.
- MOLDEADO: Colamos la cuajada mediante un colador y la colocamos en un molde de rejilla o en una gasa. Yo he puesto las dos cosas.
- DESUERADO: Dejamos desuerar en la nevera durante un día. Impedir durante este desuerado que el queso esté en contacto con el suero. La mejor forma es ponerlo en alto.
También se puede poner un peso encima de la cuajada para que desuere más.
También se puede poner un peso encima de la cuajada para que desuere más.
- SALADO: poner 100 gramos de sal en un litro de agua. Dejar las cuajadas en el agua durante aproximadamente una hora si has hecho un solo queso (tamaño grande) o media hora si has utilizado varios molde y has hecho quesos pequeños, como es mi caso.
He hecho cuatro quesitos. No por nada, sólo porque son los moldes que tengo. Jeje.
He hecho cuatro quesitos. No por nada, sólo porque son los moldes que tengo. Jeje.
Mi opinión: la satisfacción de consumir productos caseros. Estas preparaciones sirven para marcar una nueva muesca en el revolver.
Te ha quedado perfecto!!!! Yo no encontraré ni el cuajo ni el cloruro así que me conformaré con hacerlo sin esos ingredientes, que espero se pueda también. Pero te ha quedado para venderlo, vamos!!! Besitos, guapa!
ResponderEliminarPatricia, yo compro el cuajo en una farmacia de Barcelona. Seguro que en tu ciudad/población también puedes pedirlo.
EliminarPues si el tema quesos es importante también. Yo la verdad, no me meto en ese jardin... porque entre el pan, el kefir, y lo de cada día no tengo tiempo ni ganas..jajaja a veces pienso en esas mujeres de antaño y me pregunto cómo se lo hacían. Pero esos quesos son ideales... y perfectos con la leche que está moviendo "la lechera".
ResponderEliminarBuena elección.
Que rico queda el queso casero. Te ha quedado de lujo, estaba claro que el tema del cuadro era la leche.
ResponderEliminarHas probado ha hacer queso con yogur?, es super fácil, yogur, sal y 24 horas.
Queda un queso tipo crema fantástico.
Bss
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSiempre que veo esta receta recuerdo que la tengo en pendientes, me parece tan ideal poder hacer queso en casa y fíjate lo sencilla que es.
ResponderEliminarTengo que animarme a hacerla al fin.
Buen aporte!
Besos
Nieves
Siempre he querido hacer queso, con el cuajo y todo pero sin el térmometro jajajaja que lo lleve en vacaciones a casa de mis padres y olvide traerlo, tengo que conseguir otro al igual que los moldes para que repose y sacar el suero. Te han quedado estupendos estos quesitos frescos, sin duda una satisfacción absoluta de probar estas delicias hechas en casa. Muy buen aporte.
ResponderEliminarbesos